Una revisión de la literatura y de los datos sobre la trata de seres humanos en Portugal confirma un esfuerzo político de progresiva adaptación por parte del país al nuevo marco jurídico y político internacional y europeo. Por otra parte, en Portugal, sólo en casos excepcionales la investigación coincide con nuevas experiencias de investigación empírica en las que participen las víctimas de la trata. La naturaleza oculta y compleja del problema no parece explicar por sí misma el silencio de las víctimas. El esfuerzo institucional para proteger y asistir a las víctimas así como para la persecución de su trata parece haber producido un sujeto pasivo cuya capacidad de decisión se limita a la cooperación para la represión del crimen del que es víctima. Actores y organizaciones críticas de este sistema, sobre todo católicos y abolicionistas, se quejan de la re victimización institucional de la víctima, pero reproducen su lógica. Experiencias y prácticas de asistencia alternativa revelan una resistencia a la señalización de las víctimas en el sistema de monitoreo institucional y una repulsa con respecto a la posibilidad de investigación. Por otra parte, el silencio de la víctima fuera del sistema no ayuda a la reflexión y a la construcción de propuestas que consideren a la víctima como sujeto activo. El resultado es que en todos los casos - sobre todo si la víctima es una mujer y menor de edad, migrante y con experiencia de haber sido explotada sexualmente - otros sujetos decidirán por ella y hablarán en su nombre.

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